Una noche más, que mi cabeza da giros y vueltas sobre un mismo eje. Una noche más donde río, me pongo serio y vuelvo a girar. Otra vez, suena de fondo el televisor que transmite esos programas que no tienen sentido alguno, esos de juegos de formar palabras ya formadas y la conductora espera llamados que nunca llegan. Algo así, de esa manera, se me pasan los días. Esperando llamados que nunca llegan, jugar un juego que, aunque no quiera aceptarlo, se terminó. Una vez mas, mas de un sueño quedó en el tintero, y ésta historia quedo sin terminar. Una vez mas, me encuentro preguntándome, ¿que hice mal? Hay miles de respuestas. Quizás más. Pero, mas que pensarlas no puedo hacer. El tiempo, el puto tiempo, pasa y nunca más vuelve. Y llega el momento en que nos arrepentimos de haberlo malgastado con planteos poco cuerdos, con situaciones innecesarias, con tragos amargos que no tenían ninguna finalidad; o capaz, sí, ésta era la finalidad. Terminar así. Alejados. Sin vos,sin mi. Sin nadie. Rasguñando abrazos sin brazos, palabras de aliento a mí mismo, para autoconvencerme de no perder la compostura y salir a buscarte como un loco de la guerra. Y así, los días se me vuelan. Se vuelan como los jilgueros que se las pican para alguna otra parte, donde puedan encontrar un clima mejor. Te volaste. Seguramente, tu clima es mucho mejor hoy. O por lo menos, eso deseo.
Hay muchos pensamientos que perturban la cabeza, la nublan, la desestabilizan... no creo que haga falta teñir el texto con detalles que no tienen sentido. Simplemente, que hoy pienso en esa persona distinta, que me mostró todo distinto, que me cambio, me domó y me adiestró MUCHO MAS QUE AYER, PERO MUCHO MENOS QUE MAÑANA. Es un proceso que va increscendo, quién sabe hasta donde pueda llegar.
Tragué mas de un domingo. Con esto quiero decir que pase más de un domingo sin ese toque especial, que hacía que éstos días tan depresivos para algunos, para mi sean como un viernes y 31 de diciembre. Esa magia, creo que en mi puta vida la voy a olvidar, podrán pasar mil modas, mil estaciones y mil historias mas que contar, pero siempre va a estar la oveja negra, en el buen sentido, de diferente; una mancha de color en mi historia que nada, jamás va a borrar.
Solo quedará conformarme, que la peleé hasta donde pude, hasta donde dí, hoy freno mi carro acá. Con el alma en pedacitos tirados en el suelo, los cuales tengo que barrer todavía, mi cuerpo en otro lado y una habitación súper muda y testigo que las noches en soledad son mas largas, mas frías y más filosas que cualquier otra noche. Y en definitiva, ese estilo de noche, se comienza a hacer cotidiano, aunque no pierde filo... solo es una noche más.
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