martes, 24 de junio de 2014

Queda mucho por vivir.

Habiendo tantas cosas por contar, tanta mierda por vomitar hoy, elijo frenar. Darle tiempo a mi yo, al que esta cambiando, al que va creciendo día a día y empieza a ver a través de esa nube gris que ya no tapa nada. Ya está todo a la vista. Ya acepté. Perdí, una vez mas, pero solo es una batalla mas, nada termina acá. Mas bien, todo comienza de nuevo, una vez mas. Y son éstos momentos, donde la cabeza pide tiempo, donde se ve el paisaje y donde podemos decir cuales fueron los problemas. Quizás desde mi punto de vista, un poco reducido por el dolor, o la pena ... pero las cosas se ven distintas, siempre dependiendo de quién lo mire y desde donde.
El problema no es equivocarse, el problema es no reconocerlo. La cuestión no es ser un narcisista absoluto o un sumiso con baja autoestima, la cuestión es quererse lo suficiente como para entender que no somos perfectos y saber que no hay un techo, que el límite lo pone uno mismo. El drama no es apoyar la cabeza en la almohada, respirar profundo porque otro día voló, si no es desaprovechar cada hora, cada minuto, cada segundo que se pasa lamentando algo que problablemente, ya pasó. El complejo no es mirarse en el espejo y sentirse chiquito, ante tanto tipo imponente y con presencia; mas bien sentirse incapaz de perseguir tus sueños y que éstos no dependan de una circunstancia, simplemente, algunos sueños se rompen, otros siguen y otros se crean y vuelven a romper ... pero siempre habrá un objetivo por el cuál luchar. Si no, todo daría igual. Lo grave no es entristecerse ante una "pérdida", si no quedarse encerrado en eso y no abrir la ventana para que entre un nuevo aire. El bajón no es tener ganas de salir a gritar a los 4 vientos todo lo que nos pasa, el bajón es que a veces, no se debe, por respeto a los demás; pero mas bien por dignidad propia. La problemática no es enamorarse, si no saber que no va a ser la última vez y observar cuando se termino tu ciclo y retirarte con el pecho bien inflado que diste hasta la última esperanza.
El problema no es el problema, en realidad, es no querer enfrentar el problema, que a su vez es la solución y la salida al mismo problema. Lo trágico de todo ésto, no es moquear mas de una noche con una canción, el problema es saber que mañana es un nuevo día para salir a encandilar al sol... y así entender, que siempre, cuando estamos en el suelo, mas abajo no podemos ir y desde ahí remontar, y comenzar a volar, para comprender que queda mucho por vivir.

martes, 10 de junio de 2014

Radiante y más hermosa que ninguna

Hay tiempos, a veces, que nos pone a prueba. Una prueba que no siempre es deseada, pero aún así hay que rendirla, guste o no. Sabemos muy bien que la vida no es una llanura con piso de cerámica encerado ... más bien, es irregular, dinámica y mucho más parecida a una montaña rusa, con altos y bajos, y mucha adrenalina y miedo. Parecería imposible poder juntar todos éstos sentimientos en un solo momento, pero suele pasar.
Corren días donde se siente pensando, recordando y mirando para un futuro demasiado incierto, pero con un toque de cierto misterio que lo vuelve atractivo. 
Son tiempos donde estamos alejados físicamente, aproximadamente a varios miles de kilómetros, pero siempre me visitás, cada noche, en cada estrella, en cada sueño, en cada lugar, siempre hay un segundo, una milésima donde no te pierdo de vista.

Una noche más.

Una noche más, que mi cabeza da giros y vueltas sobre un mismo eje. Una noche más donde río, me pongo serio y vuelvo a girar. Otra vez, suena de fondo el televisor que transmite esos programas que no tienen sentido alguno, esos de juegos de formar palabras ya formadas y la conductora espera llamados que nunca llegan. Algo así, de esa manera, se me pasan los días. Esperando llamados que nunca llegan, jugar un juego que, aunque no quiera aceptarlo, se terminó. Una vez mas, mas de un sueño quedó en el tintero, y ésta historia quedo sin terminar. Una vez mas, me encuentro preguntándome, ¿que hice mal? Hay miles de respuestas. Quizás más. Pero, mas que pensarlas no puedo hacer. El tiempo, el puto tiempo, pasa y nunca más vuelve. Y llega el momento en que nos arrepentimos de haberlo malgastado con planteos poco cuerdos, con situaciones innecesarias, con tragos amargos que no tenían ninguna finalidad; o capaz, sí, ésta era la finalidad. Terminar así. Alejados. Sin vos,sin mi. Sin nadie. Rasguñando abrazos sin brazos, palabras de aliento a mí mismo, para autoconvencerme de no perder la compostura y salir a buscarte como un loco de la guerra. Y así, los días se me vuelan. Se vuelan como los jilgueros que se las pican para alguna otra parte, donde puedan encontrar un clima mejor. Te volaste. Seguramente, tu clima es mucho mejor hoy. O por lo menos, eso deseo.
Hay muchos pensamientos que perturban la cabeza, la nublan, la desestabilizan... no creo que haga falta teñir el texto con detalles que no tienen sentido. Simplemente, que hoy pienso en esa persona distinta, que me mostró todo distinto, que me cambio, me domó y me adiestró MUCHO MAS QUE AYER, PERO MUCHO MENOS QUE MAÑANA. Es un proceso que va increscendo, quién sabe hasta donde pueda llegar.
Tragué mas de un domingo. Con esto quiero decir que pase más de un domingo sin ese toque especial, que hacía que éstos días tan depresivos para algunos, para mi sean como un viernes y 31 de diciembre. Esa magia, creo que en mi puta vida la voy a olvidar, podrán pasar mil modas, mil estaciones y mil historias mas que contar, pero siempre va a estar la oveja negra, en el buen sentido, de diferente; una mancha de color en mi historia que nada, jamás va a borrar.
Solo quedará conformarme, que la peleé hasta donde pude, hasta donde dí, hoy freno mi carro acá. Con el alma en pedacitos tirados en el suelo, los cuales tengo que barrer todavía, mi cuerpo en otro lado y una habitación súper muda y testigo que las noches en soledad son mas largas, mas frías y más filosas que cualquier otra noche. Y en definitiva, ese estilo de noche, se comienza a hacer cotidiano, aunque no pierde filo... solo es una noche más.