jueves, 18 de septiembre de 2014

Explosiones

En 20 años, podría escribir mil libros con mil historias distintas, todas con su parte buena y su lado oscuro. Todas con sonrisas, que terminan en alguna que otra cara larga, pero que solo es el anticipo para otra nueva sonrisa, quizás mejor. Pero hay historias, esas historias que no te las despegás nunca, que son como esa piedra en el zapato que te hace caminar incómodo, pero que no te la podés sacar. Es un fantasma que te sigue, soplándote al oído un pasado que no querés escuchar más, que ya pasó, que no existe.
Hoy, podría escribir mil libros, con una sola historia; saldría de todos los géneros, desde terror hasta fantasía, desde policiales hasta comedias musicales; de todo. Una persona es un cuento, o quizás mejor, muchos cuentos encerrados en esa materia, que camina, respira, habla (a veces de más) y sobre todas las cosas, SIENTE. Y es de ahí, del sentimiento donde nacen todas esas historias, porque estoy seguro que algún animal, no tendría la misma memoria emotiva que un ser humano, ni los mismos sentimientos, tan a flor de piel, y a su vez, tan ahogados por los propios prejuicios y la moral colectiva de lo que supuestamente llamamos ética.
Hay días, como este jueves, un poco cobarde, un poco hijo de puta, que cuestiono sobre estos estandartes de la sociedad, que, días como hoy, no le encuentro ningún sentido, ni siquiera un motivo por el cual existan; solo limitan, acortan los sentimientos y los dejan ahí, adentro, hasta que se apague ese fuego, que, en mi corta vida, es el que más quema, el que más mueve, el que más genera, el que más calor da y el que mejor nos sale. Nadie es malo para sentir. Todos sentimos y lo hacemos a la perfección, sin esfuerzo y hasta con disfrute; viendo así la rutina de la semana y de los días, parece ser todo una enorme máquina que nunca se apaga.
Y es que quizás, estoy casi seguro, de que poniéndole el alma y el corazón, a la rutina, se convierta en un cuento, de esos que SI merecen ser contados y no lamentados, de esos que hacen que se te piante un lagrimón, que llega hasta la comisura sonriente de cualquiera que te escuche, y de quién lo cuente, orgulloso de haber vivido esas historias en carne propia, de ser protagonista, actor, escritor, productor. De haber llevado una bomba en la panza, que son esas mariposas todas juntas y volando para todos lados, con ganas de salir y explotar. Pero cuando salen y explotan, en el momento que abriste la boca y el corazón para que salgan, entran tres veces mas de las que salen y así, en un círculo que termina, cuando termina el cuento. Mientras tanto, mientras haya explosiones, mientras haya mariposas, mientras dejemos de lado más todavía los prejuicios y la moral, la ética y todas las pavadeces que nos hicieron creer, nunca va a dejar de existir explosiones, que traerán mas explosiones, y más explosiones, y más ...

viernes, 5 de septiembre de 2014

Círculo Infinito

Despedir a un músico, para mucha gente puede parecer una pavada. "Es solo un músico", podrán decir ... o quizás "No hizo nada por la gente", entre otras pavadas que se pueden decir. 
No me jacto de ser super fanático de Cerati o de Soda Stereo en su defecto, pero soy consciente de la magnitud de lo que ha logrado su música, marcó épocas, etapas de la vida de alguien, formó parte de distintos momentos que, al escuchar simplemente el primer acorde de aquel tema nos transporta instantáneamente a ese segundo, a ese instante que es lo que lo hace inmortal.
En ese momento, donde la melodía te invita a dar un pequeño paseo por el pasado, entendés todo, entendés la angustia, la emoción, el dolor y el final de la esperanza que desde hace 4 años sentimos todos. 
Cuando supe de ésta noticia, me angustié, pero para ser sincero, no sabía el porqué. Hurgando bien en el fondo de mis asuntos, entendí lo mágico de la música, la posibilidad de inmortalizar a una persona, a un momento, a un lugar y todo lo que eso lleva. 
Escuchando sus temas, me vi tirado en mi sillón violeta gastado con lunas y estrellas amarillas, sin remera, con apenas unos 8 años, con un pantalón de Argentino de Junín azul con degrade blanco, usurpándole a mi viejo unos auriculares viejos y durmiéndome con su música, todo era inconciente, solo me sentía cansado y lo que escuchaba me hacía sentir bien ; yo solo quería copiar a mi viejo, de hecho quiero ser como él
Me vi cenando con mis viejos, con unos 10 años, en una charla intensa de esas que parecen narrar una película o un libro, donde cuentan su historia, como se conocieron, que hacían, a donde iban, como eran, y ahí también participo él, Cerati forma parte de su historia, de la mía, de los que vinieron, de los que ya se fueron, de los que estamos y de los que van a estar, por eso es eterno, es un círculo infinito, sus temas llevan consigo historias, anécdotas y sentimientos encontrados. 
 

Entonces, ahí entendí la raíz de todo, el porqué que tanto me intrigaba, el motivo por el cual me sentía como afiebrado y con un mar revoltoso en la panza. Gustavo, Soda Stereo, sus temas, sus acordes, sus letras, su música soy yo, mi vieja, mi viejo, mi historia, su historia, es parte de mi familia y ahora está quizás en algún lugar componiendo mas temas, que algún día voy a cantarle a mis hijos y ellos repetirán esta misma historia con los que vengan luego, como ese "nose qué" sin explicación ni motivos, algo que nunca termina, un círculo infinito.