domingo, 30 de noviembre de 2014

De amores propios

"Hay gente para todo", se escucha decir por ahí.
"Sobre gustos no hay nada escrito". Son frases repetidas pero este pequeño gran soñador es la excepción. Seguramente no es la única.

Siempre encuentra algo mas, algo nuevo que le gusta, aún así lo nuevo no opaca a las pasiones antiguas.
Piensa que la pasión es menester a la hora de vivir.
Le gusta la historia, las películas con capuccinos y frazadas tibias. La música de fondo, la música en la cabeza, escuchar, hacer, en fin, la música. Le gustan las letras, poesías y tipografías. Las tormentas, los vidrios empañados del invierno, las mañanas de verano y el sonido de los pájaros en primavera, tanto como el crujir de las hojas que pisa en otoño. El olor a pasto recién cortado, la visita de su perro cuando ni siquiera llegó a abrir un ojo en la mañana. La inyección de adrenalina de 22 pies, haciendo sonar sus tapones antes de entrar a una cancha de fútbol. Le gustan las charlas con los auxiliares de alguna institución pública, las largas noches de anécdotas. Las historias, de ficción y de verdad. Las luces, los escenarios, el público, las ideas, las mentiras piadosas, las bromas inocentes, los momentos emotivos, la risa contagiosa, el olor a fibrón, a libro nuevo, a café. El no poder salir de la cama a la mañana en Junio, la nostálgica tristeza de crecer y la felicidad de haber crecido en Febrero, la incomodida de soplar las velitas, la extraña sensación de sentirse importante, lo divino de superarse.
La loca mirada retrospectiva, el placer de disgustar los colores cálidos de un amanecer de Noviembre, el vaporsito que sale cuando hablás en Agosto, los abrazos, los silencios, los "perdón" y los "gracias", los recuerdos, los momentos. Expresarse, conectarse, divertirse, aburrirse.
Le gustan las fotos viejas, las historias de amor de sus viejos, las historias de amor ajenas, los encuentros, el teatro, lo humilde, la guitarra, una canción, un árbol, una flor, un color, un olor.
Está enamorado del viento fresco en la cara, de los paseos en soledad, de las texturas y los sabores, de los amigos, de moderse el labio de la bronca, de abrir la boca para una carcajada. De las buenas palabras, del mate, del viaje, de las vueltas de la vida, los paseos, los proyectos, las noches.
Sabe que se queda corto, que hay muchas más cosas que le gustan y lo llenan. Y mañana podría nombrar otras cien mas, y así todos los días. 

Lo que no sabe, es que cuando te gusta tanto tantas cosas, noches como hoy, días como hoy, pueden hacerte entender... que momentos así, sirven para conocerse, a uno mismo, y no ser el mismo que ayer, sonreír, sufrir, sonreír ... y así, crecer.