martes, 15 de septiembre de 2015

Nuevos tiempos

Es casi menester del ser humano, creer que todo tiempo pasado fue dorado y, quizás peor, impoluto. Siempre mirando hacia atrás, con la esperanza de que adelante venga lo que anhelamos. Los viejos tiempos, con su tono sepia y sonidos saturados, cuando fueron tiempos no eran mas que eso; solo tiempos.
Un Martes como cualquier otro, más casero como de costumbre y con tinte a añejo, aparece de la nada y sin tocar la puerta, una sensación distinta. Haciéndole la contra a esta necesidad natural que tenemos las personas de renegar de nuestro presente, idolatrar nuestro pasado e idealizar nuestro futuro. Apareció una corazonada, como un abrazo inesperado. Se hizo presente la idea de que éste tiempo que se vive hoy, con sus pro y sus contra, su lado oscuro y su cara visible, es más de lo que podría esperar.

Y son en esos momentos, donde todos los sentidos se ponen a tiro, se encienden a la vez y se sitúan al acecho, esperando el momento indicado para explotar. Empezando desde el tacto, fue una sensación "suavecita", en cuanto a la vista como un amanecer que te pega de frente en una ruta vacía; con el olfato, ese olorcito especial a comida de mi vieja, una salsa casera, una cena en proceso y todo el folklore que eso significa. Como si fuera poco, ésta sensación tiene un sabor especial e indefinido, como el trago de agua después de una actividad física en Enero, de este lado del mundo. Y de fondo, para rematar, una música, que dice que todo va a estar bien, y como en una canción, los cinco sentidos se unieron para formar lo que quería escuchar. De repente, encontrás que esa situación de anhelo de tiempos pasados  está satisfecha.

Que sólo hoy se vive y respira, y hoy, Martes 15 de Septiembre de 2015, no fue un Martes como otros tantos, que hoy todos los sentidos coincidieron en tiempo y forma para sacarte un suspiro y con él, un grata sorpresa, de las que siempre esperamos y nunca llegan... o casi nunca llegan.

lunes, 13 de julio de 2015

Las ideas

Hace aproximadamente, el doble del tiempo que me propuse descansar después de un largo día, como todos los de la semana y hace aproximadamente, esa misma cantidad de tiempo que se vinieron, así como en una tormenta inesperada de verano, las ideas.
Cambié de posición, tanto yo, como la almohada, las sabanas, prendí y apague el calefactor, respire profundo y conté desde el 100 hacia atrás... pero ellas siguen merodeando por mi cabeza, como un centinela exaltado por el misterio de una noche de Lunes, quizás Martes.

Mas alla de esa "molestia" que generan, porque como todos sabemos, ellas llegan cuando menos lo esperás. Cuando las buscás, no aparecen... cuando las querés hacer esperar, te sacuden el mate como en un knock out. Y sí, son así, son femeninas; histéricas, inexplicables, a veces (o casi siempre) no las entendemos pero...¡Qué lujo que te visiten y te llenen de ilusión!

Después de escribirlas, pensarlas, dibujarlas, volver a repensarlas y otra vez volver a empezar; insistieron y demostraron que se merecen ser reflexionadas.
En el momento preciso cuando termina el día, las luces se apagan, afuera no hay ni un grillo cantando (porque claro, él también quiere descansar), en el momento que apoyas la nuca en la almohada tibia, parece como si presionaras sin querer una perilla, que está escondida ahí atrás y hace sonar el timbre del recreo, entonces es ahí cuando ellas vienen corriendo, como si recién se hubieran despertado, y lo mejor de todo, es que para ellas siempre es feriado o fin de semana o quizás nunca descansan, o van a visitar a otros, quizás las ideas también tengan ideas, no lo sé. Si uno supiera dónde estan las guachas cuando las buscamos, ¡que fácil sería crear!

Pero si lo pienso mejor, si uno supiera donde y cómo encontrarlas, sería cotidiano buscarlas, encontrarlas, lo cual sería poco místico, nada mágico y mucho menos inspirador. Que en realidad, las ideas son eso ... mística, magia e inspiración. En definitiva, sin ellas, los días se pasarían como los colectivos pasan las estaciones, que vuelven a visitar cada día, igualito al día anterior, y al siguiente también; los días no tendrían ese plus de vida, ese toque irreal que nos saca un ratito de acá.

Aún así, aunque nos saquen el sueño y el tiempo, son escenciales para soñar, para crecer y proyectar... es decir, para la vivir la vida.