Siempre fui partidario del grupo de los que sienten, de los que cantan sin pensar, sin siquiera saber. De los que sentir es acción. Pero, ser parte de ese grupo tiene su lado bueno y su lado malo. Cuando todo es lluvia de flores, corazones y azúcar; cuando todo parece ser perfecto, pertenecer a esa secta sentimental es muy bueno, diría cuasi perfecto. Pero en el momento en que las cosas se ponen difíciles, donde hay que meterle el freno a la carroza y esperar, solo esperar, sentados sin accionar; es ahí cuando el corazón galopa mas fuerte que el caballo mas rápido que pueda existir, es ahí cuando los sentimientos salen y fluyen como aviones de guerra a toda marcha. Y ahí empieza la guerra, entre pensar y sentir, y ser parte del team que les hablo, hace que todo sea mas complicado de lo que es. Creo que es como todo, todo tiene su lado bueno y su lado malo. La parte mala del equipo es esa, la que te hace quedar como el malo de la película, y encima, la película es mala... así que sos el triple de malo. Sentir es malo muchas veces, daría lo que fuera por ser un simple robot, que solo recibe ordenes y las ejecuta a la perfección, sin excusas, sin pretextos, solo hace lo que necesita quien lo desee, y así todos felices con su robot. Nadie tiene mas palabras que agradecimiento, halagos y felicitaciones para la máquina que no se cansa, que no siente, solo ejecuta. Aunque, quien dice que ese aparato no es deseando dejar de serlo, para volver a ser un pedazo de lata que no tenia complicaciones. ¿Quien no quisiera volver a los 5 años? ¿Para no enamorarse, para no tener obligaciones, solo jugar y aprender, para no entender que en el mundo hay muchas cosas que están mal y que muchos no hacemos nada para que estén bien? ¿Para no desilusionarse? ¿Para no toparse con gente que no deseamos? ¿Para simplemente, ser felices con un poco de tierra y un lugar para correr libres? Darìa todo para volver al campito, a mi vieja llamándome desde la esquina para tomar la leche de un sorbo y volver al potrero, para volver a los partidos por diversión con las redes de bolsa de arpillera hecha por los mismos pibes, para volver a la coca en la esquina, a las tardes de pileta, a la melena desteñida de rulos y pasada de moda, para volver... el tiempo atrás. Por salir a andar en bici, la cromada, y sentir que solamente el viento en la cara me puede congelar solo superficialmente y que adentro mio, todo va a ir bien.
Hoy, no paro de escribir textos, intentos de literarios, no paro de tirar burdas metáforas cotidianas que no tienen nada que ver con el tema, solo por el afán de conseguir despejar mi mente y sacarme al intruso de mierda que no para de vagar por mi estomago dejándome solo un amargo trago de un adiós que nunca para de ser adiós. Que siempre es un hasta luego y cada vez mas doloroso. Sin saber que soy, quien soy, que rol cumplo y que hago acá. En un tiempo, cuando vuelva a leerlo, me sienta mejor, o quizás no, simplemente me sienta peor, mas solo, mas angustiado y mucho mas viejo, cada día un poco mas viejo.
A veces, ver el vaso medio lleno nos cuesta, nos duele, no podemos, no nos sale ... y cuando pasa eso no hay con que darle, solo aceptar que nos tomamos mas de la mitad del vaso, que agotamos las posibilidades, que siempre seremos nada, que estuvimos a punto de ser todo, pero que el destino, o la puta vida, una vez mas, me pega una patada ahí abajo, donde te tiras al suelo, no podes respirar, sentís que no hay nada peor y que no va a pasar nunca mas esa puntada en el vientre que no te deja sonreír. Solo eso, aceptar... nada mas, ni nada menos, nada mas fácil, ni nada mas difícil que simplemente... aceptar.
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