viernes, 7 de marzo de 2014

¿En qué momento?

¿En qué momento, pasa que nos pica el bichito y nos enamoramos? ¿En qué momento se transforma el corazón en un ser pensante, inteligente y avispado? ¿En que momento podemos parar el carro y pensar fríamente sobre esa persona de manera objetiva, sin el sentimiento, sin la lagrima de extrañar? ¿En qué momento se vuelve tan dependiente nuestra felicidad de la felicidad del otro? O mas bien, ¿En qué momento empieza a depender nuestra felicidad del otro? ¿En qué momento empezás a pensar en todo el tiempo que perdiste, y te arrepentís de haber hecho determinadas cosas y no haber optado por X opción? ¿En qué momento te convertiste en mi primer y única opción? ¿En qué momento empecé a soñar proyectos, proyectando sueños ya no en soledad, si no con tu compañía? ¿Cuando pasó que  te quiero así?
¿Cuándo es que, volvió el vicio de escribir, para desagotar el alma? ¿Desde cuándo acostumbro a tomarme el primer impulso que tenga para rajar a la orilla de algun lugar y sentado, mirando el cielo le pida a "nosequien" que se solucione esto, que vuelva todo a la normalidad, que vuelvas acá? ¿Pero entonces, en que momento te fuiste? ¿O no te fuiste? Yo te siento acá. Por eso, si te siento acá. Debes estar acá, y si estás acá no te fuiste.

Mil millones de preguntas mas, rondan por nuestras cabezas, son las mismas preguntas, las que nos hacen pensar demasiado, y a veces, pensar tanto no es bueno. Estar a la defensiva, nos hace defendernos, pero también atacarnos a nosotros mismos, haciéndonos participes, cómplices y autores de nuestra propia culpa, la culpa de no ser espontáneos, de pensar todo mil veces y buscarle la vuelta a cosas, que no tienen vuelta, que simplemente son, como deberán ser. Pero yo no puedo con mi genio, no puedo dejarme llevar, no puedo fluír, siempre tiene que aparecer la razón para ganarle a eso que todos llaman "libertad"; para ver el vaso medio vacío, para sentir que no soy capaz, que no puedo, que no sirvo, que no soy.

No quedan pensamientos, ya los agote. Ya te agote. Ahora solo queda sentarse a esperar, o mas bien, salir a buscarte, a los lugares a donde íbamos, que hacíamos y sentirte, y esperar el momento en que suene la alarma y me pidas que te pase a buscar, simplemente para dar un paseo por la ciudad, con tu compañía, que transforma, me transforma, cambia a la ciudad, mis sueños, mi vida, mis días ... todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario